Sevilla ha tardado 14 años en erigir un monolito a los presos esclavos de Franco
Las gestiones de grupos memorialistas empezaron en 2002, pero fructifican ahora. Este 18 de julio se inaugura el monumento en el campo de concentración de El Colector
Por fin. Mañana, 18 de julio, día del golpe de Estado que desencadenó la Guerra Civil, los presos políticos utilizados como mano de obra esclava en la construcción del primer campo de concentración en Sevilla, uno de los primeros de España y el único en su casco urbano, tendrán su homenaje en forma de monolito cerca de su ubicación original. Un bloque de hormigón reciclado de la obra que sirvió para restaurar el colector que da nombre al campo se inaugurará a partir de las 19.30 horas en el actual Parque Guadaira, junto a la Avenida de las Razas y el Puerto de Sevilla.
Con este reconocimiento “a todos los presos”, se quiere “saldar, en parte y de forma simbólica, la deuda que tenemos con ellos”, según el coordinador del Grupo ‘Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía’ (RMHSA) de CGT-A, Cecilio Gordillo. El Grupo, “el único que ha investigado los trabajos forzados, ya que no había iniciativa”, patrocina y promueve el monumento, un proyecto sobre el que lleva insistiendo desde hace 14 años. A última hora, el Ayuntamiento de la ciudad, beneficiario de la que fue la primera obra pública realizada por los presos del franquismo, se ha sumado colaborando en el acto, a través de Parques y Jardines. También presta su apoyo el distrito implicado, Bellavista-La Palmera. El Grupo RMHSA ha abierto una cuestación para quien quiera participar en el proyecto.
El del lunes será un acto público en el que intervendrán el historiador y ex preso, fugado, de Cuelgamuros, Nicolás Sánchez Albornoz; el historiador José Luis Gutiérrez Molina y la primera teniente de alcalde del Ayuntamiento de Sevilla Carmen Castreño, que serán presentados por el antropólogo Ángel del Río. Cerrará el acto la cantautora Lucía Sócam.
‘TENDRÉIS ENVIDIA DE LOS MUERTOS’
Hace 78 años los militares franquistas establecieron un campo de concentración de prisioneros republicanos en Heliópolis, más conocido por el nombres de ‘El Colector’.
Fue el primero de los campos que se instalaron en Sevilla, pero no el único. Hasta siete campos se ubicaron en los alrededores de la ciudad, entre los cuales el de Los Merinales es sin duda el de mayores dimensiones y duración. Pero este tiene el privilegio de haber sido el primero, y el que sirvió de modelo para los muchos que levantó el nuevo régimen: “Los que han destruido España que la reconstruyan”, o “Tendréis envidia de los muertos” definen muy bien el futuro que les esperaban a los perdedores de la guerra.
Más de 250 presos políticos, en régimen de trabajos forzados, construyeron un colector que sirvió para llevar fuera de la dársena del Guadalquivir las aguas llovedizas y residuales de la acomodada zona de Heliópolis y avenida de La Palmera, lo cual vino a significar una importante mejora en la higiene y salubridad del lugar, y corrigió los graves defectos estructurales de la apresurada urbanización de 1929.Fue la primera obra pública realizada por los presos del franquismo, en este caso a beneficio del Ayuntamiento de Sevilla, quien adjudicó la ejecución de la obra, tanto la construcción del campo de prisioneros como del colector, a la empresa Entrecanales y Távora (actual ACCIONA).
UNA PROMESA A LOS PRESOS POLÍTICOS
Cuando concluyeron las obras, ‘El Colector’ se convirtió en Prisión Habilitada de Heliópolis: 900 presos, procedentes del campo de concentración de Sanlúcar la Mayor, la inmensa mayoría provenientes del Levante y de Cataluña. Ante la desmemoria y el reiterado olvido y reconocimiento de estos hechos por parte de las administraciones públicas, el grupo de trabajo Recuperando la Memoria de la Historia Social de Andalucía de la Confederación General del Trabajo de Andalucía, (RMHSA-CGT.A), comenzó en 2002 a realizar gestiones ante dichas administraciones (Ayuntamiento, Junta de Andalucía, Junta de Obras del Puerto, etc…) para que se hiciera algún tipo de actuación en el lugar que sirviera de reconocimiento a quienes aquí penaron y trabajaron como esclavos.
Catorce años después, la tenacidad e insistencia de los promotores ha dado sus frutos y hoy podemos saldar, en parte y aunque sea de manera simbólica, la deuda que Sevilla tenía contraída con aquellos prisioneros republicanos que con sus esfuerzos y padecimientos contribuyeron, de manera significativa, a la mejora de la ciudad de Sevilla.
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