Era el 16 d mero 22 libera a Elsa sin medidas cautelares, pero dicta prisión provisional sin fianza para Daniel. La jueza Patricia Jiménez-Alfaro -hija de un magistrado de la Audiencia y de la sala militar del Supremo- argumenta que la prisión provisional es una medida necesaria para evitar el “riesgo de fuga”. Según la policía, el joven iba armado con un palo con dos llaves y golpeó dos veces la cabeza del agente que detenía Elsa. Le acusan de delitos de lesiones, además de atentado, resistencia, desobediencia y desórdenes públicos.
Nadie se pregunta de dónde sale el palo y por qué un chico sin antecedentes va armado a una concentración pacífica. Es la palabra de Dani contra la de los antidisturbios. La magistrada no hace caso de los informes médicos del SAMUR que acreditan que el agente herido por los golpes fue encontrado a las 21:30 en la Puerta del Sol pero Elsa y Daniel -una vez detenidos- fueron atendidos una hora después por el SAMUR en la calle del Rollo, a más de medio kilómetro de donde se había hecho la concentración. Ni Jiménez-Alfaro ni la fiscalía tienen en cuenta que el relato policíaco no se sostiene por la incongruencia en la narración espacio-temporal.
Desde Granada Diversa y Combativa entendemos el caso de Dani Gallardo como el de otro chivo expiatorio que el Estado español utiliza para “dar ejemplo” en su deriva autoritaria. Un nuevo montaje policial-judicial cuyo único fin es la represión indiscriminada contra la disidencia política y social en este caso agravada por la condición de Dani como joven emigrante andaluz. El juicio de Dani Gallardo será los días 6 y 17 de noviembre y la fiscalía pide que lo condenen a seis años de prisión. Por ello nos hemos concentrado este jueves 5 de noviembre, ver foto, a las 19 horas, frente a la Subdelegación del Gobierno estatal de Granada.
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